El aceite esencial de orégano, el antibiótico del futuro

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Hola Mundo!

En plena efervescencia de virus y bacterias que encuentran en los sistemas inmunodeprimidos de los peques terreno abonado, en medio de prescripciones de antibióticos y analgésicos de síntesis os quiero presentar a una plantita que seguramente crece muy cerca de vosotros: El orégano.
 

El aceite esencial de orégano, (Origanum compactum) llamado también orégano extremeño, originario de África del Norte,  tiene un gran poder antibacteriano de amplio espectro, es antiviral e inmunoestimulante, antimicobacteriano (bacilos), antiparasitario y altamente positivante, esto es, posee una gran energía masculina lo que lo convierte en un gran estimulante, físico, mental y sexual
 

El oreǵano compacto posee una gran ventaja que no tienen los medicamentos de síntesis. Con una alto contenido en fenoles de más del 60% (carvacol y thymol) , estos erradican los gérmenes por destrucción de su membrana celular distinguiendo entre microbios afines e invasores, con lo que la flora natural permanece intacta, por ello es recomendable en todos los procesos infecciosos, no solo de las vías respiratorias si no también urinarias, tejidos cutáneos (acnés, micosis, sarna), tracto digestivo (disenterías, entercolitis), etc.
 

Pero como todos los aceites esenciales su posología debe respetarse. Los aceites esenciales ricos en fenoles no pueden ser utilizados por niños de menos de seis años, tampoco está recomendado en el embarazo o en la lactancia, en este caso se pueden sustituir por aceites esenciales con alcoholes terpénicos, como la Ravinstsara, el Saro, la Palmarrosa, etc, por vía externa. La dosis de choque por vía oral en adultos (menos los hepático-sensibles) puede ser de 500 mg. día, durante 5 días, de forma preventiva se pueden tomar 100 mg. diarios durante largos períodos.
 

La mejor manera de tomarlo es dos gotas en una cucharilla con miel o

azúcar de caña integral, tres veces al día, o en cápsulas ya diluidas

que ofrece la casa Pranarom.
 

Como curiosidad contaros que Médicos sin Fronteras viajan siempre con

 

un buen cargamento de este antibiótico, antiviral y fungicida en sus maletas.
 

¿Cómo decirle que no al orégano?