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Historia y usos de los aceites esenciales y la aromaterapia

 

Un compuesto químico de enlace cerrado formado por carbono es lo que se conoce por aroma o química aromática. Más allá de su explicación racional, la utilización de los compuestos aromáticos extraídos de las plantas es casi tan antigua como el ser humano.  Los aceites esenciales forman parte de la fitoterapia en su acepción más extensa, tanto farmacológica como energética, a nivel físico, mental y espiritual.​​​​​​​​​ Un aceite esencial es un producto compuesto por moléculas (Fenoles, aldehídos, alcoholes, cetonas, óxidos, esteres, terpenos, cumarinas...) que "delatan" sus propiedades.

 

​​​En 1975 se descubrió en Irak un esqueleto de 60.000 años de antiguedad con restos de plantas; probablemente se tratara de un sacerdote, conocedor de la botánica. El aceite de árbol de té, por poner otro ejemplo, se utilizaba por los aborígenes australianos desde hace 40.000 años. Toda la Tradición tanto oriental como occidental, en Europa (Chamomilla, Lavanda, Tomillo), África (Incienso, Mirra, Ravensara), América (Palo de Ho, Sasafrás), desde los protochinos (Canela, Gengibre, Anís) la India y Oriente Medio (Khella, Pino, Hinojo), Mesopotamia, Egipto, la antigua Grecia, absolutamente toda la humanidad, todos los pueblos utilizaron los saludables beneficios de las plantas y sus compuestos químicos, usos casi siempre relacionados con temas físicos, espirituales y religiosos (unciones, purificación, fertilidad). Aún hoy en día la farmacéutica convencional utiliza los principios activos de algunas plantas en muchos medicamentos como el Taxol extraído del Tejo y que se usa para curar distintos tipos de cáncer, como el de útero.​​​​​​​​​​​​​​​​​


​Las plantas, como todos los seres vivos, poseen una energía determinada que depende del lugar donde han crecido, su contacto con el sol, con la tierra y sus componentes, con el agua y con las vibraciones circundantes (un organismo tratado con químicos de síntesis no será igual que uno que haya sido respetado), su modo de recolección, el estado del país o región, etc. Por ello, sus usos son innumerables y cambiantes. Los aceites esenciales y sus sinergias vienen a ser la quintaesencia de las plantas. Por poner un ejemplo, una gota de aceite esencial de Tomillo equivaldría a cuarenta infusiones, por ello hay que utilizarlos siempre quimiotipados (que se especifique la "raza" química) y con mucha precaución, asesorados por una experta/o.  Son pocos los laboratorios que destilan o extraen los A.E. y los clasifican según su quimiotipo medido por un cromatógrafo, resonancia magnética, etc, que muestra el tipo de moléculas que contiene. Uno de los más conocidos y respetables es la casa francesa fundada por Dominique Beaudoux, Pranarom. La especificación de este quimiotipo, aparte de aportarnos información sobre su seguridad, nos ayuda a enfocar mejor su uso, tanto cualitativa como cuantitativamente.

 

¿Por qué Bio? Porque estas plantas y sus aceites han sido cultivados y procesados de la forma más respetuosa posible por lo que mantienen sus propiedades intactas.

Los aceites esenciales y la Aromaterapia (neologismo acuñado por René Gattefosé) forman parte de la filosofía de que la salud física y mental dependen de la responsabilidad y el espíritu crítico del propio individuo, responsabilidad que se adquiere en la infancia si ha habido respeto y escucha: La responsabilidad de que no debemos delegar las decisiones sobre nuestra salud y los nuestros sin una buena información y haciendo uso de nuestra intuición. La filosofía de que la enfermedad es un grito del alma cuando nuestro equilibrio interior falla por la cultura en la que vivimos. La aromaterapia es un complemento que no mata moscas a cañonazos y de la que no se puede esperar un milagro, si no un apoyo y una ayuda para curarnos y sanarnos desde una perspectiva respetuosa, feliz, duradera y eficaz.​

 

 

Usos y tratamientos con aceites esenciales

 

Desde tiempos inmemoriales, la tradición auténtica, esa que tenía en cuenta nuestra intuición mamífera, buscaba soluciones o guías en la naturaleza a través de la observación. Las plantas y sus aceites esenciales se utilizaban de muy diversos modos, por vía oral (en la cocina o en zumos, jarabes, tinturas, decocciones o infusiones), quemándolas para aprovechar sus humos o en la piel, con masajes y unciones, la cosmética en general, cremas ungüentos y tinturas.

Los aceites esenciales funcionan a nivel farmacológico o médico y a nivel espiritual y emocional. Tienen propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas, antivirales, cosméticas, antimicóticas, hormonales, inmunoestimuladoras, hepáticas, sedantes, tónicas, evocadoras, energéticas, circulatorias, estomacales,  y un larguísimo etcétera, además, administrados adecuadamente son, por ejemplo, una buena alternativa a los antibióticos, ya que no generan resistencias, pues contienen un alto número de moléculas que producen interacciones que no afectan al sistema inmunitario, sin destruir organismos beneficiosos.

En la actualidad podemos dividir los usos de la aromaterapia en los siguientes:

La ingestión por vía oral, rectal o vaginal: siempre con precaución siguiendo una posología determinada y con aceites quimiotipados que se puedan ingerir. Vía rectal o vaginal en supositorios u óvulos.


 

Su uso local, cutáneo: bien con el aceite diluído en otro aceite vegetal, geles, cremas, o puro según sea la gravedad de la dolencia o el aceite en cuestión, hay aceites dermocáusticos como el de canela que jamás pueden ser usados puros.  Se aplica casi siempre en forma de masajes o presión para que penetre bien el aceite y pase a nuestra circulación sanguínea. Se pueden usar en el mismo lugar del dolor o la molestia, o a través de masajes como la reflexoterapia para que sus componenetes penetren en el torrente sanguíneo, ayudados por las presiones de estos masajes y su conocida incidencia positiva en cuerpo y mente.​ Los aceites esenciales combiandos con la reflexología podal, que es la técnica por la cual se trabaja la energía de las diferentes zonas del cuerpo refeljadas en los pies  son un buen aliado del mantenimiento de una buena salud 




Inhalados y olidos: En pañuelos, vahos, palitos, difusores. Los aceites esenciales producen los efectos deseados de forma más sutil, purifican (Eucalypto, Árbol de Té) relajan (Mandarina, lavanda) activan (Menta, Canela).  Aquí nos encontramos con la Olfatoterapia como medicina vibracional. Los olores resuenan en nuestros centros energéticos, ayudándonos a evocar, recrear, o activar nuestra memoria celular y así desbloquear estos centros para que la energía fluya adecuadamente. Como curiosidad decir que el aceite esencial del Nardo del Himalaya, hace vibrar nuestros siete centros energéticos a la vez. Los aceites esenciales que penetran por piel y vías respiratorias también tienen un efecto bioquímico, al igual que los que son ingeridos, ya que penetran en nuestro torrente sanguíneo.





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